El Ávila: Un paréntesis para el caraqueño.


El Ávila, pulmón de una ciudad que, a pesar de caracterizarse por su abundante vegetación, está sufriendo las consecuencias de una modernidad en desarrollo donde el concreto y el pavimento son los protagonistas. Esta maravillosa montaña resulta ser además un lugar escondite para el caraqueño.

Parada obligada, Sabas Nieves. El trayecto que hay que superar para llegar a esta meta primaria requiere de un esfuerzo que para algunos se convierte en unos minutos de lucha contra el arrepentimiento y el cansancio y que para otros es la ruta a un cuerpo más sano y a una mente libre de la cotidianidad acelerada de la capital venezolana. No obstante, es la vía a una cúpula de tranquilidad añorada por el caraqueño inmerso en la rutina, la inseguridad y la violencia de una sociedad agonizante. La motivación sigue latente.

(venezuelatuya.com)A medida que se va subiendo, cualquier inclinación al regreso o cualquier síntoma de cansancio quedan en segundo plano cuando la majestuosidad de la montaña queda al descubierto mostrando todo su esplendor. El cerro se convierte entonces en un lugar protector cuyas ventanas dejan ver los techos de las casas y edificios que albergan a miles de venezolanos. Caracas queda entonces frente a nosotros, allí, intocable como una obra de arte en el museo natural de la ciudad. Paz, seguridad, belleza. El contacto con la naturaleza comienza a crear un nuevo impulso para continuar, ese empujoncito que nos anima a seguir adelante.

El recorrido se hace menos pesado aunque las subidas parecen ser más exigentes. No importa ya, el objetivo está claro: respirar aire puro.

Importante paisajista venezolano conocido como "el pintor del Ávila"Una vez arriba, el ambiente es distinto. Gente que ejercita, que se relaja, que disfruta del paisaje, que comparte con sus amigos y familiares; en fin, cada quien en lo suyo… el objetivo se ha cumplido.

Y llega la hora del regreso. El cuerpo está más liviano, las malas energías han desaparecido, no hay señales de estrés, nos sentimos incluso más fuertes, más sanos. Empezamos a descender, con una sonrisa y con probablemente un buen recuerdo, pero sobre todo, con más ganas de volver a eso que podríamos catalogar como un paréntesis en el ajetreo de la vida.

El Ávila un paréntesis para el caraqueño

5 comentarios en “El Ávila: Un paréntesis para el caraqueño.

  1. Alai dijo:

    Cierto es que para muchos caraqueños El Ávila es su vía de escape, pero más allá de hacer ejercicio, es el desahogo y el cambio lo que motiva a ir una y otra vez. No me incluyo en el grupo que va a ejercitar, ni siquiera en los días festivos. Sin embargo, soy de las que aprecia todos los días en la «cola» matutina un paisaje espectacular compuesto de un imponente verde que colorea el gris de la ciudad.

    En mi niñez era toda una excursión subir El Ávila. Luego, con el tiempo, perdí el interés y sólo he subido dos o tres veces por teleférico, que, de igual forma, sigue siendo una experiencia única, dejar a metros de distancia todo el ajetreo, las cornetas, ambulancias, motorizados… y bueno, la realidad de una Ciudad que no para.

    Llegar a otro mundo, con una brisa sin olor a humo, con un «friito» agradable, con gente que te invita a comer un famoso sanduche de pernil y luego, en el atarddecer, un rico chocolate caliente en buena compañía, como bien dices, con amigos y/o familiares.

    En fin, es el escape, que al contrario de lo que dije al principio, POCOS caraqueños disfrutamos… «No hay tiempo», es la frase del momento, ya no tenemos tiempo para escapar y regalarnos un día diferente, pero seguimos con la mayor intensión de cambiar y vivir cada día más…

    Quedo a la espera porque sigas escribiendo cosas hermosas de toda Venezuela, tu país…

    AB

  2. Andres dijo:

    EXCELENTE! El Cerro El Ávila es un sitio maravilloso para salir de la agitación en la que una ciudad como Caracas envuelve a sus habitantes… disfrutar de ver la gente pasar, llenar el aliento y el alma con un poco de aire fresco, y como recompensa, al final sentarte un rato en la grama, disfrutar de una vista espectacular… y sentir esa ciudad que puede ser opresiva algunas veces como lejana por un par de segundos, liberándote y recargándote de energías para volver a ella renovado!

  3. Javier Gonzalez P dijo:

    Cosas como estas son las que me gustan leer porque me recuerdan que, mas alla de toda la tormenta politica, el stress y la inseguridad, todavia existe ese pulmon que oxigena cuerpo y mente.
    Que recuerdos el ver esa imponente montania los viernes en la tarde en medio de la cola y ansiar solo que llegue el fin de semana para decidir si subir por Sabas Nieves o por Cotiza o via teleferico o en rustico via Galipan. Ojala esa tranquilidad del Avila baje algun dia a nuestra Capital y podamos transitar por las calles con la misma tranquilidad con la que subiamos y bajamos por sus trochas.

    Estimada bloguera, gracias por transportarnos por estos minutos a nuestro hermoso sitio de escape.

    • Anixe Bilbao Dorta dijo:

      Una vez más muchas gracias por tus comentarios. El Álvila para mí siempre fue y siempre será un lugar especial dentro de una ciudad que cada día se sumerge en un mar lleno de incertidumbres. Sin duda alguna un refugio que como tú bien lo dices, oxigena cuerpo y mente.

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